viernes, 21 de noviembre de 2008

¿Una verdadera retórica? Una lectura del Gorgias

Sabemos que el tema central del Gorgias platónico es la retórica, y esto comportará el hecho que, a fin de cuentas, indagar sobre la retórica será indagar sobre la política. Ahora bien, si la figura del sofista es ocasión del permanente vilipendio de Platón ¿qué sentido tiene aquí trazar un posible vínculo entre retórica y política?
Antes de abordar a grandes rasgos esta cuestión, mostraremos uno de los momentos más dramáticos del diálogo donde cabe la tenaz confrontación entre Sócrates y Calicles. Ésta tiene por objeto la disputa en torno de una definición posible acerca de la justicia. Es aquí célebre el pronunciamiento de Calicles a favor del “derecho del más fuerte” (naturaleza) frente a la invención (convención) inspirada solamente en la debilidad de la multitud. Sócrates por su parte acuñará la analogía siguiente: la justicia es al alma lo que el remedio es a la enfermedad. Asume así cierto carácter de tipo balsámico. De esta manera, se sigue que quien comete injusticia es “injusto” en tanto que injusto no quiere decir otra cosa que alguien que padece. Pero de ninguna manera el sofista aceptará que cometer injusticia es “más feo que sufrirla”: Calicles, hedonista, preconiza el exitismo de las formas del placer y la dominación naturales. La noción de justicia que intenta mostrar Sócrates es, frente al énfasis que presenta este sofista, propia de un esclavo y no de un hombre.
Ahora bien, lo que nos parece más sorpresivo en este diálogo (para ser exactos aquello que se esboza desde el comienzo mismo) es la posibilidad de una “verdadera retórica”. El sofista Gorgias asegura que la retórica es capaz de persuadir por medio del lógos y Sócrates en principio concordará con esta aseveración. Pero en cuanto el sofista no conoce ni le concede interés alguno al conocimiento de lo justo e injusto, y como correlato de esto identifica la mera persuación con la política, induce a Sócrates a argumentar a favor de una “verdadera retórica”.
Cuando Sócrates aduce que él es el único que lleva a cabo el “verdadero arte de la política” insiste en el carácter inalienablemente epistémico que para él tiene la política. Aún cuando por lo común la retórica es asimilada como la simple adulación que practica el falso político, que no quiere sino convencer al auditorio valiéndose del mero placer de palabras acomodaticias, como cuando se malcría a un niño, (y aquel que malcría al démos pronto se verá devorado por su propia hechura…) bien lejos está de orientarse a la aprehensión de lo que es verdaderamente justo. Entonces la verdadera retórica sólo se sustentará si y solo si es inculcada una recta definición de la justicia y la transmisión a los hombres de la virtud.
La política es por excelencia la techné que se refiere al cuidado del alma. Y éste es el rol del genuino educador que asume Sócrates aquí. Y es en esta dirección que Platón argumentará respecto de lo que entiende por política: valga, por el momento, aquella célebre e impactante formulación (presente en República y Carta VII) expresada así:

“[…] a menos que no coincidan poder político y filosofía no cesará en mal en las póleis